Diez años después del desplome de las Torres Gemelas, las más de 500 mil toneladas de acero y hormigón que se desintegraron ese martes siguen cobrando vidas. Al menos 53 personas han muerto víctimas de enfermedades como el cáncer, al parecer fomentadas por la densa nube tóxica que se posó sobre la ciudad en segundos, y que "matará por años".
Esto, a pesar de que el presidente Barack Obama aprobó en enero un giro de 4.200 millones de dólares para atender a unas 36.000 personas -sobre todo por afecciones respiratorias y sicológicas-, dentro del marco de la Ley Zadroga, que rinde homenaje a James Zadroga, el primer policía cuya muerte fue atribuida a sus labores de rescate en el World Trade Center.
John Howard, del Programa Federal de Salud del 11-S, explica que no existe una base científica para demostrar que los casos en cuestión se deben a la exposición a los escombros. "No obstante, eso no significa que no estén vinculados", admite.
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